He
comenzado a escribir esta entrada hace dos semanas, sentada en un avión, con la
ilusión de una adolescente escribiendo en su diario, porque se trata de una
gran historia de amor, que se ha dado en estos tiempos cuando ya muchos parecen
no creer en su existencia o en su poder y porque está protagonizada por una de
las personas más especiales que la vida me ha regalado, mi gran amiga Faby, a
quien quiero con el alma. Por eso me encontraba en ese avión viajando desde
Madrid rumbo a Dallas, Texas, para tener el privilegio de acompañarla en uno de los
momentos más importantes de su
vida, su casamiento.
Ella
ha sido el motivo de esta aventura personal, promovida por mi amado esposo,
quien al ver mi cara de nostalgia y escuchar nuestros llantos telefónicos, me
propuso viajar y ocuparse el solito de nuestras peques de 1 y 3 añitos, durante
una semana. Juro por Dios que jamás se me hubiera pasado por la cabeza esa
posibilidad… a estas alturas, imagino que no tengo que decirles que mi esposo es
el hombre más maravilloso del mundo, ¿verdad?, pues sí, lo es, así es mi
príncipe azul.
Y
como he sido testigo de la gran historia de amor entre dos buenas personas que
han hecho frente a las adversidades del tiempo y la distancia, que pudo
consolidarse cruzando para ello, océanos, montañas y desiertos, jejeje… Me
empeñé en hacerles una tarta para tan importante acontecimiento, pese a que
contaba con sólo dos días para ello.
En mi equipaje de
mano viajaban los materiales y herramientas mínimas e indispensables para
hacerla, (como los músicos, llevaba mis intrumentos conmigo para cuidarlos en
todo momento), afortunadamente el fondant y el cake stand comprados en Amazon
llegaron a tiempo a su casa y pude comprar el resto de los materiales allá.
Como no contaba con
mucho tiempo, preparé un bizcocho tradicional de vainilla, con un relleno de
crema sabor a almendras y con almendras fileteadas. Usé fondant blanco de
Santin Ice para cubrir la tarta, fondant azul de FunCakes que llevé y un
pellizco de Gum Paste de Wilton.
Para hacer las rosas
no utilicé cortadores, las hice petálo a pétalo, como lo explica Peggy
Porschen, en su maravilloso libro: Pretty Party Cakes, con muy buenas
ilustraciones, que también compré en Amazon. Y además me ayudé con el video
tutorial de la simpática Alma, de Objetivo Cupcake Perfecto, no puedes dejar de
ver este paso a paso: http://www.objetivocupcake.com/2012/04/micropost-nuevo-videotutorial-rosas-de.html
¡¡¡Gracias Alma por hacerlo!!!

Mezclé 250 gr de
fondant azul de FunCakes con un poco de la pasta de flores de Wilton, era la
primera vez que lo usaba y no sabía qué cantidad agregar, en realidad se supone
que debes usar solo esa pasta y colorearla si lo deseas, pero yo no tenía
colorantes, solo el fondant azul, así que probé mezclando un poco y me pareció
que estaba bien así. Luego para lograr un degradé lo partí en 4 partes y mezclé
dos porciones por separado con fondant blanco para obtener tres tonos de azul, y
utilizar el otro tono más oscuro para el centro de las rosas. Los pétalos van
en tonos de mayor a menor intensidad.
El calor que hacía
era infernal, por fortuna no me sudan mucho las manos y pude trabajar el
fondant, pero aunque parezca raro en vez de humedecerse se secó mucho, al
cubrir la tarta éste se arrugaba, tuve que darle y darle con la mano para
intentar disimular las arrugas y usar un truco que me enseñaron en un curso
wilton: coges un poco del mismo fondant que usas para cubrirla, haces como una
bola, lo aplastas un poco y se lo pasas por toda la superficie como si estuvieras
puliéndola, esto aparte de darle un poco de brillo te ayuda a disimular las imperfecciones
que puedan quedar: pliegues, arrugas, empates, etc.

Como iba de carerras
contra reloj, cubrí la tarta con el relleno recién puesto, y eso junto al calor
que hacía, provocó que el fondant se humedeciera al contacto con el relleno, ¿ves
en las fotos como se nota un poco una raya en medio?, pues ese es el relleno,
la recomendación es hacerlo con tiempo para que al frisar la tarta (prepararla
para recibir al fondant), el relleno ya esté acentado. Quizá haya que hacer
como en el caso de las layer cakes, he leído que una vez cubierta con la
buttercream se refrigera un poco, eso para que quede un acabado muy liso y
firme y para que el relleno se compacte. Si alguien conoce algún otro truco
para que esto no ocurra le agradezco mucho me lo cuente.
Bueno, la elaboración
de esta tarta ha sido atropellada y tiene muchas anécdotas, todas divertidas
eso sí, una de ellas, para no hacer más largo este cuento, es que al colocar la
temperatura del horno no le dije al encargado, (Edu, el novio, jejeje), que
eran grados centígrados y como saben allá la escala de temperatura se expresa
en grados Fahrenheit, cuando me percaté de ello, después de un buen rato, tuvimos
que ir graduando de a poco la temperatura para llegar a la deseada y lograr que
finalmente se hiciera, estaba tan entretenida formando las rosas que lo olvidé
por completo, ¡Ups!

Pero espero que haya
quedado buena, al menos la segunda sí, de esa pequeña solo llegué aprobar un poco los
sobrantes al nivelarla, y estaba bien. Ya me contarán mis amigos dentro de un
año, porque siguiendo una costumbre venezolana, los novios se quedaron con la
tarta más pequeña para congelarla y celebrar en su Primer Aniversario, junto a
una botella del espumante de áquel día, que también deben guardar. Yo no me creía esto hasta que lo hice
cuando me casé y es increíble que pueda estar tan buena después de un año
congelada. El secreto es sacarla del congelador la noche antes, subirla al
refigerador y al día siguiente sacarla a temperatura ambiente y dejarla reposar
todo el día hasta el momento de cortarla.
Cómo me quedaba mezcla del bizcocho hice tambipen unos cupcakes para completar la decoración, para decorarlos solo apliqué una textura al fondant blanco y encima
coloqué una rosa.

Bueno, así fue que pude
hacer esta tarta de rosas azules, y… ¿por qué azules?, pues porque quería
simbolizar el oceáno que separaba a los enamorados, el cielo infinito al que
miraba mi amiga suspirando cada día por su amor. Sí, sí, soy muy cursi lo sé,
pero no lo puedo evitar, me encanta. Un final precioso para la historia
postmoderna de este romance que comenzó de manera virtual y que hoy es ya una
abrumadora realidad, ahora les toca escribir un nuevo capítulo en sus vidas, en
un nuevo cuaderno, sin borradores ni tachaduras... que la felicidad que hoy
sienten se convierta en su estilo de vida a partir de ahora y que tengan
siempre el coraje y la sabiduría para cultivarlo, defedenderlo y perpetuarlo en
el tiempo. Los quiero y deseo para ellos que nunca se vayan a dormir enfadados
y que puedan siempre mirarse a los ojos, reconocerse en el otro y saber que
justo allí, en la infinidad del instante de sus miradas yace su morada
perfecta, el lugar donde quieren estar por siempre, donde se sienten
amados, seguros y en paz con el universo. Que la verdadera comunicación reine
en su hogar, esa que sin temores pero con tacto, sabe decir lo que nos gusta y
lo que no, lo que esperamos y lo que creemos.
Ahhh…
que bello es el amor, ¿verdad?, ¿a ti qué te parece, te ha gustado la tarta?...
espero que me cuentes y que te sirva de inspiración… ¡¡¡ Hasta la próxima!!!